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....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

24 de junio de 2011

Cantos de Trabajo: Canto de Arreo (1/3)

Imagen tomada de Por los Llanos de Apure
Antiguamente, la conducción del ganado desde los hatos, bien sea para buscar mejores pastos o para la venta, se hacía por caminos naturales, prácticamente vírgenes, como por ejemplo la Montaña de San Camilo. No se contaba ni con puentes para cruzar los ríos, ni posadas para los peones, ni caminos cómodos; y tanto el ganado como los hombres, agobiados por la sed o empapados por la lluvia hacían la travesía acompañada de los dulces cantos de arreo con los que los peones calmaban los animales y expresaban sus querencias.

Delante de las reses, el puntero lanzaba su voz aguda y fuerte, a la que contestaban por turno, los peones que iban a los lados del rebaño o los culateros que iban al final.

Actualmente, este traslado del ganado sigue efectuándose pero a través de carreteras  y todavía es posible escuchar, aunque con menos frecuencia, los cantos de arreo para conducir los animales.

Es pertinente incorporar en este tema, la importante labor que hacen los toros madrineros, para tranquilizar y guiar el resto del ganado, apoyando así sustancialmente a los peones. Dice Calzadilla Valdés en Por los Llanos de Apure: “ No se me borrará la impresión de los madrineros y su indiscutible maestría para guiar el ganado, especie de inteligente y consciente colaboración puesta al servicio del hombre de los Llanos, quien en la suprema necesidad de aligerar el fatigante trabajo, ha ideado tan sabia práctica valiéndose del mismo elemento que pretende dominar.
Para el ganado rechazado (desbarajustado) nos trajeron tres de los cinco incorporados en nuestro ganado, colocamos uno delante y los restantes revueltos con el grupo de ganado. Cayó el primero al agua, por supuesto arreado por un peón competente, y se fue; y cuando el ganado, al caer al agua enseguida intentó remolinear, los dos revueltos en el lote hicieron punta rompiendo el remolino, buscando su compañero., siguiéndolo y dirigiéndose a la ribera opuesta bramando, pero de un bramido franco, mas bien un mugido, un rezongo, especie de llamada singular acostumbrada para hacerse seguir del ganado, y efectivamente los siguió”

Todo esto es un trabajo de adiestramiento de la res, con mucha constancia y paciencia; sin embargo, se dan casos en que el novillo tiene condiciones natas de madrinero y con un corto entrenamiento, cumple su función.

Se dice que los cantos de arreo y los de ordeño contribuyen a amansar los animales, lo cual es probable, aunque también algunos estudiosos como Luis Felipe Ramón y Rivera, opinan que el canto mantiene las reses cohesionadas, pues la voz las circunda evitando el desbarajuste.

Es pertinente colocar otro fragmento de Calzadilla Valdés sobre este tema:

Rompe la marcha el cabrestero, a quien siguen de inmediato los madrineros y luego el gran grupo de la madrina, muy bien cogida, resguardada con peones punteros, traspunteros y arreadores de la culata los mas, dándole largo desahogo, porque no es prudente estrechar o apretar en la arreada a ganados recién cogidos, irrumpe entonces en todas las bocas la canta o el silbido (subrayado nuestro), porque se hace esencial cantar o silbar los ganados en marcha, parece como si se estableciera de inmediato una especie de sugestión sobre las reses para ductilizarlas. Es una tonada melancólica, con un dejo de tristeza singular y monótono, asimismo los versos quejumbrosos y reflexivos. Indudablemente el ganado se apacigua con el canto y se deja llevar mas obediente y sumiso, como si fuera dominado por singular delectación que le distrae sus naturales ímpetus de rebeldía”.

En los cantos de arreo, el llanero adiciona a su copla expresiones como ¡jo!, ¡u-jo! .

Ajila mi novillito
Sigue el canto cabrestero ¡u-jo! ¡jo!
Que vamo pa guasdualito
Pa´ cambiate por dinero

Si supiera que cantando
Me debiera divertir
Me lo pasaría cantando
Aunque perdiera el dormir
Me lo pasaría cantando
Aunque perdiera el dormir ¡jo!

El audio que colocamos a continuación, personalmente me emociona. En la voz del Catire Carpio, les invito a escuchar este canto de arreo:

Que la noche nos alcanza
es el hablar del llanero
con el padrote que avanza
por la trilla sabanera
envuelta entre nubes blancas
es el polvo del camino
que la manada levanta
y en los corrales del hato
ya están bajando las trancas

Y el grito del caporal
se pierde en la lejanía
con un dejo de esperanza



Ajila, ajila novillo
Dice el llanero en su canta
Dice el llanero en su canta
Mas que canto es un lamento
Que nace de su garganta

Aaaaaaaaaaaaaayy
Ajila ajila ajila novilla
Despidete tu sabana
Que te llevan pa la villa
Mañana por la mañana

Que nace de su garganta
Es un decirle a un novillo
O a una vaca amaranta
A un orejano mañoso
Que de su sombra se espanta
O a un cimarrón de punta
Que el mayordomo arrebiata
O a una vaca paría
No importa si es negra o blanca
Que se ajile por la trilla
que la noche nos alcanza

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