Buscar este blog

....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

5 de octubre de 2014

A Cien Años de El Gabán

Nos encontramos con el siguiente artículo de Oldman Botello, publicado precisamente hoy 5 de octubre en el Blog Venezuela de Antaño de Gerónimo Yerena, donde el autor hace referencia al origen de el golpe de Joropo Llanero denominado El Gabán, con información de primera mano, obtenida del propio Indio Figueredo.

Esta versión de los hechos, es bastante parecida a como lo Cuenta el Abuelo, salvo algunos detalles que ya hemos publicado y que refrescaremos hoy.

" “A mi me gusta el gabán/ pero cuando está pichón/ porque le como la pierna/ la pechuga y el alón”. Así dice el verso, uno de los tantos que se cantan con la música de El Gabán, hermoso pasaje en tonos menores, de cuya creación se cumplen el día 28 de septiembre próximo, víspera de San Miguel, noventa años. Fue el creador de la llanerísima pieza el legendario arpista cunavichero Ignacio Figueredo, El Indio Figueredo (1899-1996). Desde que conocimos al destacado arpista siempre nos relató una y otra vez cómo fue la creación, que como todas, tiene su historia. La víspera de San Miguel -patrono de Cunaviche y de Mantecal-, el 28 de septiembre de 1914, a los 14 años de Figueredo, se hallaban de parranda en el hato de don Antonio Laya, cerca de Guachara, estado Apure. 

Ya eran muchos días de fiesta y escaseaba la comida. Desfallecientes por el alcohol ingerido, el incesante joropeo y la poca alimentación. Surgió la idea de ir a Laguna Redonda, un dormitorio de garzas dentro del hato y dieron cuenta de varios gabanes para comer. El gabán es un ave zancuda, de la familia de las cigüeñas, muy común en el estero de Camaguán y en las sabanas de Apure a orilla de ríos y caños, junto con el garzón soldado o golilludo (Jabirú mycteria). Se identifican dos tipos de gabán (Mycteria americana), el peonío y el huesito. Lo hemos probado alguna vez y a fe nuestra que es igual en sabor a cualquier ave, como el pavo o la gallina. Lo degustamos en tierra araucana, en el legendario hato La Candelaria, donde obtuvo Gallegos el material informativo para escribir Doña Bárbara y Cantaclaro. 

Lo cierto es que ese día, después de saciar el hambre, Figueredo, el cuatrista Ramón Herrera, los joroperos y el dueño del hato, siguieron la fiesta. “No te duermas mi gabán/ cuídate mi gabancito/ mira que la gente es mala/ y le gusta el gabán frito” En la fiesta salieron los primeros compases del pasaje, titulado El Gabán en recuerdo de las aves sacrificadas. Echó a volar el pasaje por las sabanas; es un clásico de la música llanera. “Viajaré hasta el Cinaruco,/ entre manglares y ríos/ para decirle al aruco/ que me aconseje al peonío”

No fue sino hasta 1952 cuando se grabó por primera vez El Gabán en las manos del Indio Figueredo, a quien habían “descubierto” en 1947, en una fiesta en Achaguas los músicos Antonio Estévez, Fredy Reina, Germán Fleitas Beroes y Reinaldo Espinoza Hernández, un calaboceño, un camaguanero y un mantecaleño, para presentarlo por primera vez en el festival folclórico organizado en el Nuevo Circo de Caracas, con motivo de la toma de posesión del presidente Rómulo Gallegos y cuya actividad estuvo organizada por el poeta Juan Liscano, entonces dedicado a la investigación de la música y de lo popular venezolano. Fue la primera vez que se oyeron en la capital venezolana los aires musicales de toda la geografía nacional, desde la costa hasta el llano y los Andes. 

 En 1952, repetimos, Figueredo y su conjunto, cantando Ángel Custodio Loyola, grabaron en 78 rpm un disco donde además canta una pieza el joven coplero elorzano Valeriano Mendoza. Era un arpa “burriá”, según se oye en el disco que guardamos en nuestra colección de música nacional. Bien tocada pero inesperadamente rematada. “Yo tenía mi gabancito/ en la orilla de la quebrá/ con el piquito pa’bajo/ esperando la carná” y luego “Con quién quedará gabán/ cuando muera la gabana/ quedará con garza blanca/ llorando toda su alma”. Fue también el primer disco de Loyola. Figura su fotografía en el disco muy joven de 32 años, con sombrero pelo’eguama negro, de barboquejo y copa alta. Luego lo grabaría distinto en el Lp “El Guachamarón” .

 Nos contaba el Indio Figueredo todos los inconvenientes que tuvo para que le reconocieran su autoría. La pieza estaba registrada a su nombre, pero los productores discográficos se resistían a cancelar los derechos. Entre ellos recordaba a Gualberto Morales, ya fallecido. Pero Sacven se impuso y hoy se pagan religiosamente a los descendientes de Figueredo. 

Hay decenas de versiones de El Gabán, no todas supervisadas por su autor, cuando aún vivía, pero autorizadas por el gremio de los artistas y de los derechos de autor. Al arpista, por ejemplo, le disgustaban las versiones donde aparecía el gabán de su creación como parrandero, retrechero, peleón, borracho, pendenciero. Esa no fue la intención cuando se compuso y se desnaturalizaba una de las más hermosas creaciones del pentagrama llanero. 

Tenemos a la vista un disco que se titula “Puros gabanes”, donde interpretan varios cantantes y aparecen el gabán y la gabana, el gabancito del pueblo, la venganza del gabán, el gabán realengo, la muerte del gabán manso, el gabán senador, el gabán coleador, el gabán con bandola, el polifacético, el secuestro del gabán, el gabán sinvergüenza y el romance del gabán. Para todos los gustos. 

 Escribiendo esta nota, tenemos a la vista una fotografía donde aparecemos Figueredo y un servidor con el cuatro, en su casa de San Fernando de Apure (se llamaba calle Chimborazo y Eduardo Hernández Carstens, cuando fue gobernador de Apure le dio por decreto el nombre de Ignacio Figueredo), en 1985, precisamente interpretando El Gabán, acompañados en las maracas por un nieto de Ignacio, de siete años de edad. Qué emoción y orgullo, escuchar y acompañar al Indio con su máxima creación. Un ícono de la música llanera junto con El Gavilán (que nos decía Figueredo lo había compuesto Clímaco Herrera), La Catira, popularizada por Loyola; La Chipola (era interpretada con la bandola por Pancho López, padre de Figueredo), estelarizada por Ignacio y en la cual era de antología el bordoneo en una de las partes de que está compuesta la pieza; inolvidable, en la magistral interpretación realizada en el disco ”Contrapunteo y parranda”, donde cantan Marcelo Quinto, apureño y Antonio Barcey, de Barbacoas, ambos fallecidos. 

En este septiembre, pues, son los l00 años de El Gabán. Va el dato para las emisoras, para Glisvélida Galeno en la radio FM de Santa Rita; será un buen homenaje para el Indio Figueredo, quien cumplió el 31 de julio, día de San Ignacio de Loyola, 114 años de edad, pero se nos murió en septiembre de 1996, sin poder interpretar el arpa porque lo había baldado un accidente cerebrovascular". 

oldmanbotello@hotmail.com *Cronista del municipio Girardot

No hay comentarios: