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....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

21 de enero de 2016

Cacique Tabacare

Tabacare fue Cacique de la zona de Apure hacia los años 1646. Conocío en esa fecha a Miguel de Ochogavía que como ya hemos comentado, fue  el descubridor de la navegabilidad del río Apure.
La descripción de este cacique es la de un hombre atlético de porte impresionante. La crónica dice qeu Ochogavía le proporcionó  vestidos españoles  con los cuales, según dice José Vicente Abreu, lo hacía lucir noble. La etnia a la que pertenecía no está clara pues unas fuentes dice que era descendiente de Otomacos y otras de los Paranoas, etnia que no conozco.
Una de las descripciones que ubicamos en la web es la siguiente, tomada del blog simplemente Venezuela:

"Era de cuerpo agigantado, delgado de cintura, de grandes muslos, piernas y pies formados a la perfección, lindo rostro, nariz bien labrada, primoroso encaje de rostro con la boca pequeña y ojos negros y grandes, la frente ancha con el cabello tan largo que bajaba de la cintura, protegida por un primoroso maure tejido con hilos de varios colores y matices.
Cacique de los llanos y márgenes del Apure, descendiente de los Paranoa con un contingente indígena bien a su favor y también protector de otras huestes."


“Dióle [Ochogavia] muy fino sombrero, camisa guarnecida con sus puntas de Flandes, siendo ella hecha de Ruan de cofre, un jubón de tabi (1) azul con florones encarnados, calzón blanco y ancho con sus flamencas puntas, correspondiente a la camisa, y nueva ésta como aquél, con fundas de la tela misma del jubón; ciñole al cuerpo del gentil gandul un palio de manos de Holanda, labrado con clavellinas rojas, barahúndas (2) y cortados primorosos, con puntos de aire muy sutiles y crecidas puntas en los remates suyos, y sobre una encarnada banda con rapacejos de oro que le abrazaba una y otra punta un grueso botón de escarchado oro a lo francés; le puso un bordado tahalí (3) que sustentaba un terso y damasquino alfanje con embutidos de plata la guarnición y pomo… (CARVAJAL, J., 1985, 161.162).”




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